Se propone descubrir lo beneficioso que puede ser un método educativo basado en la indagación, el cual incluya todas las actividades del curso e incite al alumno a formular y lograr responder la pregunta que todo profesor ha recibido alguna vez: ¿Por qué tengo que aprender esto?. Y es que la opción más sencilla es recurrir a la obligatoriedad del contenido, ya que por muchos escenarios hipotéticos que presentemos, en los que puedan ponerse en práctica dichos conocimientos, el alumno probablemente seguirá sin conectar con el tema, no les servirá una promesa futura.
El gran promotor
Russeau abarca el tema de lleno con su “gran promotor” del aprendizaje, el interés. Y Dewey lo completa incluyendo al interés la necesidad. Ya que un alumno estudiará sin preguntarse por qué algo que le interesa, pero, ¿por qué le interesa si no lo comprende? Porque lo necesita AHORA, para solucionar un problema real que no comprende, no hipotético. Y esto, puesto en práctica con cualquier asignatura, demuestra que el interés previo es la clave del aprendizaje efectivo. Al existir interés, los temas de estudio se amplían, pudiendo interconectarlos gracias a un tema de interés principal.
Desequilibrio
Dewey contempla al ser humano como organismo que busca saciar sus necesidades inmediatas y futuras normalmente recurriendo a hábitos, aunque a veces choca con piedras en el camino, que envuelven al ser en un estado de desequilibrio. Este estado, nos anima a buscar una solución para esquivar la piedra, saciar nuestra necesidad, creándose así una nueva necesidad e intereses (Estar interesado es encontrarse entre el deseo y su consecución). Para saciar la nueva necesidad debemos cambiar el hábito que estábamos llevando a cabo en el momento, por lo que crearemos una nueva estrategia, a la que ya denominaremos aprendizaje.
Utilizar las asignaturas en lugar de cubrirlas
Pero, ¿qué pasa cuando saciamos la necesidad inmediata? ¿Por qué deberíamos seguir interesados en dicho tema? Nuestro uso de las disciplinas académicas se aleja mucho de la idea del aprendizaje por el interés inmediato de Rousseau. Y es que los estudiantes no están interesados en una asignatura en su totalidad, si no que tratan de encontrar ese interés en pequeños temas o reflexiones que puedan relacionar con sus problemas personales o intereses inmediatos. Los profesores pueden aprovechar esta relación de su asignatura con las áreas de experiencias problemáticas de sus alumnos, para crear interés por su asignatura, pero deben buscar un enfoque por etapas, para que el interés se renueve cada semana.
Ahora bien, existen enfoques muy distintos. Rousseau invita a los profesores a centrar su enseñanza en la indagación, centrando el contenido en una pregunta y la materia en útiles para resolverla. Las asignaturas que se basan es este método no atan al profesor a cubrir materia de un único ámbito ni ha llegar a un objetivo concreto, por ejemplo ecología política que toca ciertos temas de cada ámbito, pero no más que lo necesario para centrarse en su problema: la prosperidad económica y el futuro medioambiental.
Para poder impartir una asignatura así, el profesor, debe encontrar un problema de interés común y derivar de ahí el aprendizaje, además de ser estas opcionales. Otra opción, si el profesor no cuenta con dicha flexibilidad, es que este busque conexiones entre el temario y las inquietudes de la época (problemas que puedan preocupar a los alumnos y se puedan relacionar con el temario) para agregar indagación e interés a las lecciones.
A continuación el autor presenta una asignatura desarrollada por él centrada en la indagación sobre Sócrates:
En búsqueda de Sócrates
La asignatura gira en torno a una pregunta, que más bien se plantea como una serie de ellas, algunas como: ¿Qué intentaba hacer Sócrates? ¿Por qué insistía en filosofar de tal manera? ¿Por qué vivía como vivía? ¿Por qué murió cómo murió? ¿Fue un gran maestro o no?… Una forma de motivar a sus alumnos fue plantearles que a pesar de que grandes eruditos han dedicado su vida a Sócrates y no han resuelto su enigma, tal vez sea necesario un enfoque fresco y renovado que ellos aportaran durante el curso. En relación a los alumnos, tenían previas razones propias para interesarse por la asignatura, pero tras la lectura de uno de los diálogos de Platón se vieron formando parte de un grupo con un objetivo común (pues suele ser más efectivo trabajar en comunidades intelectuales o científicas). Por lo tanto es muy importante reforzar la indagación en grupo (incluyendo al profesor) aunque luego se entregue una conclusión individual. Se explica también que los compañeros eran conscientes de no poseer todos el mismo nivel, pero esta diversidad enriquecería aún más la comunidad. Aprender mediante la indagación modifica el funcionamiento del aula, permitiendo que no sea el profesor quien enseña, sino la propia indagación, haciendo así partícipe del aprendizaje al docente.
La indagación dicta el diseño de la asignatura pues el problema sugiere el material que se necesitará (además de tratar textos de Platón, el autor decidió proponer otros de Jenofonte y Aristófanes junto con otros eruditos para contrastar las perspectivas de Sócrates)
Respecto al trabajo que debe ejercer el profesor, se centra en dejar que “los libros y alumnos hablen” e intervenir puntualmente para ampliar información relevante para la discusión. Además, debe organizar la indagación, aprender a usar su análisis para enseñar sin influir en la perspectiva de sus alumnos, ayudar en el desarrollo de las competencias necesarias para la indagación de cada alumno, evaluar a estos y por último, participar en la propia indagación.
Organización de la indagación
Se trata de la tarea fundamental del docente, y podríamos dividirla en varias fases o tareas:
Leer. Deben seleccionarse los libros que se tratarán y el orden de estos ya que se tratan de factores clave que tendrán gran influencia en el desarrollo del curso y razonamiento del alumnado. El autor propone preguntar a los alumnos al final del curso cuál creen que habría sido el orden idóneo de las lecturas y cómo habría influido esto en el resultado del curso (esto ayuda a que sean conscientes del proceso de indagación que han experimentado).
Actividades de clase.
Se da gran importancia a la organización y planificación de las clases a lo largo de la semana. Cada lectura se trabaja durante dos días. Las sesiones tienen como objetivo principal, hacer que los alumnos conversen entre ellos y logren hilar conceptos de distintas sesiones o ,dentro de una misma sesión, sacar distintas conclusiones. El profesor va a realizar aportaciones que tendrán un papel de igual valor que la de los alumnos, es decir, no existirá el término “clase magistral”. Es decir, los alumnos aprenden gracias al resto de compañeros y sus razonamientos, pero también, gracias a la dirección u orientación que quiera dar el profesor a la conversación.
Escritura
Último paso para la indagación. Los alumnos deberán traspasar sus pensamientos y reflexiones al papel. Para que lo aprendido no se quede únicamente en esas conversaciones mencionadas anteriormente. Además, la lectura de los ensayos y las críticas de los mismos entre los propios alumnos, hace que aumenten su aprendizaje y sus reflexiones. Dentro de la escritura encontramos dos dimensiones. La primera de ellas consiste en hacer que los alumnos quieran leer los ensayos del resto y quieran escribir para los demás. Si se utiliza el método de que un alumno escribe y el otro añade notas de respuesta. Es muy probable que salga del propio alumno el querer leer esos ensayos , para sentirse más completo. Los alumnos no escriben para el profesor, sino para sí mismos y los compañeros. Y la segunda dimensión, planear los trabajos escritos que se deben mandar para avanzar en el conocimiento. El ensayo final debe abordar la pregunta “¿Cuál fue el sentido de la vida de Sócrates? y el resto de ensayos deben preparar al alumno para poder dar una respuesta a esa pregunta. De forma amplia, habiendo hecho un razonamiento y análisis previo. Tanto de su pensamiento como de sus compañeros.
Indagación acumulativa.
La indagación acaba siendo un patrón repetitivo. Por lo que el alumnado complementa y enlaza conceptos y aprendizajes de semana en semana. Se trata de rechazar, cambiar, modificar o complementar los conocimientos que vamos obteniendo a lo largo de la asignatura, hasta que llegan a la décima semana.
Ayudar a los alumnos a comprender
Poner el pensamiento del profesor a disposición del alumnado con los “Talleres Conceptuales”.
Ayudar a los estudiantes a desarrollar competencias
Los estudiantes necesitan una serie de competencias para poder llevar a cabo de forma correcta la indagación. Y el profesor debe enseñarlas, a la vez que se den los conocimientos. Es decir, no se separan ambos aprendizajes. No es un “primero aprendemos a escribir y luego escribiremos sobre Platón” sino que es “Aprendamos a escribir , escribiendo sobre Platón”. Las competencias necesarias o requeridas para una asignatura, serán valoradas por el alumnado. El cual tendrá interés en mejorarlas, puesto que las verá funcionales y útiles para su comprensión de la asignatura.
Evaluar el trabajo de los estudiantes.
Se califica el trabajo escrito final de forma tradicional, añadiendo una breve nota acerca de su participación en clase. A los alumnos les ayuda ser evaluados, aprenden de los errores cometidos (para poder fortalecer esos puntos débiles) y se enorgullecen de sus fortalezas. Lo ideal para una asignatura basada en la indagación sería la ausencia de calificaciones numéricas, reemplazarlas por breves ensayos de los profesores en los que narran las virtudes y desventajas de cada alumno. Ya que, el otro tipo de calificación genera un ambiente de competición en clase que dificulta una buena indagación (a menos que el nivel de competitividad se mantuviese al mínimo).
Participar en la indagación
El profesor también participa en la indagación, de hecho, tiene el mismo valor que cualquiera de los alumnos. Hace aportaciones, se pregunta, pregunta al resto, aprende, escucha nuevas reflexiones, relee textos con nuevas visiones… El profesor aprende de los alumnos y los alumnos del profesor. No está allí para dirigirla, sino para participar en ella. Esto hace que los alumnos se emocionan con la indagación y con el aprendizaje. Ver a su profesor entusiasmado con el método y con lo aprendido, hace que ellos también lo estén.
ENSEÑANZA INTERDISCIPLINAR
La enseñanza de un solo concepto suele abarcar varios campos de la enseñanza. Por ejemplo con las obras de Platón, son en parte filosóficas, en parte literarias, pero no puedes analizarlas como si sólo fueran una de las anteriores. No comprenderías el texto en su plenitud e ignoraríamos el significado de la obra. Por eso tendríamos que tratarla desde ambos puntos. Las asignaturas interdisciplinarias dan lugar a una enseñanza en equipo. Donde varios profesionales unirán sus conocimientos de distintas áreas para impartir una clase.
Las asignaturas de indagación, invitan a la enseñanza en equipo, puesto que al ser una asignatura de problemas, acaba ligando a varias disciplinas.
Variedad de indagaciones
La indagación se puede hacer sobre cualquier pregunta y puede abarcar cualquier área disciplinar. Las asignaturas que se basen en este método pueden llevarse a manos de un solo profesor o de varios. Es decir, podemos encontrar una gran diversidad de indagaciones.
Convirtiendo el aprendizaje en personal
la indagación acaba haciendo que el problema que te plantearon al principio de la asignatura , pase a ser uno personal. Ya que te hace cuestionar cosas constantemente, cuestionas a compañeros, te cuestionas a ti mismo… Hace que te intereses por el tema y que quieras aprender cada vez más sobre él. Los alumnos, como conjunto, necesitan encontrar respuestas a esa pregunta. Por todo esto, acaba siendo personal.
Vamos a indagar juntos
La indagación es una forma nueva de aprendizaje. Cualquier profesor que organice su materia en relación a este método, se va a liberar de cualquier restricción, nunca estará falto de material. Esto último es debido a que el profesor no debe aprenderse el discurso y contarlo a la clase, sino que debe usar el material para que los alumnos puedan participar y reflexionar sobre el mismo. Con el método de “dar clase con la boca cerrada” , los alumnos no se fijan en la figura del profesor, sino que disfrutan de la materia en sí. El profesor es uno más en el aula, que aporta de igual forma que cualquier alumno.